La lumbalgia es el dolor que se produce en la parte baja de la espalda, en la zona lumbar. Se trata de una de las lesiones más extendidas a nivel mundial, por lo que es muy probable que en algún momento de nuestra vida suframos dicha lesión. Su origen puede deberse a múltiples factores provocando dolor, que puede variar de leve a severo y puede ser de corta o larga duración.

Tipos de lumbalgia

Podemos sufrir lumbalgias agudas o crónicas.

  • Lumbalgia aguda

    Produce un dolor intenso en un momento puntual que precisa de tratamiento para controlar la crisis de dolor con medicación y fisioterapia. Las causas más frecuentes son las lesiones deportivas o las protusiones y hernias discales.
    Los síntomas son dolor lumbar intenso debido al espasmo muscular protector de la columna, que provoca la imposibilidad de movimiento de la persona. Habitualmente requiere como primeras medidas reposo, medicación analgésica y relajante muscular y orientación por parte del fisioterapeuta para controlar sus síntomas

  • Lumbalgia crónica

    Produce un dolor lumbar continuo de menor intensidad pero que se va agravando con el tiempo. Habitualmente, se relaciona con procedimientos degenerativos de la columna. Este tipo de lumbalgia requieren de un buen diagnóstico de la causa que origina el dolor, ya que ello determinará qué tratamiento de fisioterapia será el adecuado.
    Los síntomas son dolor en la parte baja de la espalda de intensidad variable a lo largo del día y que se puede agravar con el movimiento de las actividades diarias.

Tratamiento de la lumbalgia

En relación a la lumbalgia y el tratamiento con fisioterapia, resulta fundamental realizar una correcta valoración para poder establecer un abordaje terapéutico específico. Entre las herramientas específicas de fisioterapia en el tratamiento de una lumbalgia destacamos:

  1. Técnicas analgésicas para reducir el dolor, llevando a cabo para ello terapia manual para la normalización de las estructuras osteoarticulares.
  2. Técnicas de terapia manual para la normalización de las estructuras musculares responsables de la congestión muscular.
  3. Técnicas reeducativas de movimientos y posturas.
  4. Activación y potenciación muscular de la musculatura estabilizadora.
  5. Ejercicios de estiramientos analíticos.

Cómo prevenir el lumbago

No podemos evitar el desgaste natural de nuestro raquis, sin embargo, hay factores que pueden disminuir el impacto en las alteraciones de nuestra columna . Tener un estilo de vida saludable es un buen comienzo.

  1. Ejercicio. Combine ejercicios aeróbicos, caminar o nadar, con ejercicios específicos tipo Pilates para mantener los músculos de su espalda y abdomen fuertes y flexibles.
  2. Correcta Ergonomía. Asegúrese de levantar artículos pesados con sus piernas, no su espalda. No se incline hacia delante para levantar algo. Mantenga su espalda derecha y doble sus rodillas.
  3. Peso corporal. Mantenga un peso corporal saludable. Al tener sobrepeso pone más estrés en la sección lumbar de su espalda.
  4. Postura adecuada. La buena postura es importante para evitar problemas futuros. Un fisioterapeuta reeduca y te orienta acerca de todo lo relacionado con tu postura.

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